JORNADA EN CÓRDOBA
Es un “fraude” para el consumidor que cualquier artículo o
producto tenga una vida útil planificada por el fabricante
El consumo responsable y la correcta
gestión de los residuos son las claves para combatir la obsolescencia
programada. Es lo que se ha puesto de manifiesto esta mañana en la Jornada con
el mismo nombre organizada por ADICAE en Córdoba. A la compra de productos o
artículos respetuosos con el medio ambiente y bajo necesidad del consumidor
debe sumarse el regreso de sus componentes reciclados a la cadena de
producción. Es decir, reducir, reutilizar, reparar y reciclar.
La
obsolescencia programada es la determinación del fin de la vida útil
de un producto
de forma deliberada y calculada para que, transcurrido un periodo de tiempo
establecido, se torne obsoleto, no funcional,
inútil o inservible.
El
concepto tiene tres modalidades: la obsolescencia incorporada, psicológica y
tecnológica. La primera va incorporada a los propios artículos; la segunda va
ligada a la moda (como ha pasado de moda, me compro otro); y una tercera que tiene que ver con las nuevas versiones de
los productos y la innovación tecnológica.
En
la Jornada Obsolescencia Programada, celebrada con la ayuda de la Consejería de
Salud de la Junta de Andalucía y organizada por la Asociación de Usuarios de
Bancos, Cajas y Seguros de Andalucía (ADICAE), ha quedado de manifiesto que la
obsolescencia programada es un “fraude”. Para Borja Martín, coordinador de esta
institución en defensa de los consumidores, “es un abuso, un fraude, cuando se
calcula deliberadamente los defectos de los productos para provocar el fin de
su vida útil, que llegue al final de su vida después de un cierto número de
utilizaciones. Sobre todo porque en ningún lugar se advierte de esta
característica”.
Solución de las cuatro erres
Para
combatir la obsolescencia programada, ADICAE propone la aplicación de la
solución de las cuatro erres: reducir, reutilizar, reparar y reciclar. Reducir
el consumo hasta hacerlo responsable. Comprar según necesidad real, priorizarla
cuando los artículos sean respetuosos con el medio ambiente, fabricados sin
obsolescencia. También aconseja utilizar el producto local para ahorrar costes
energéticos y agresión al medio ambiente evitando el transporte y la emisión de
CO2 a la atmósfera; y acudir, en la medida de lo posible a los establecimientos con
la etiqueta “comercio justo”.
La
asociación de consumidores cree que la reutilización de los artículos y
productos sin vida útil es “fundamental” a la hora de luchar contra la
obsolescencia programada. También es “muy importante” la reparación. “En la
sociedad de consumo en la que vivimos es vital que comencemos a reparar aquello
que se averíe o se deteriore en parte porque no podemos estar tirando todo
aquello que no funcione por norma. Los recursos naturales son finitos. Por un
chip en la placa base de una impresora que cuenta las impresiones y que hechas
una serie de copias, deje de funcionar, por eso no vamos a tirar la impresora
¿No es más fácil y razonable sustituir o resetear ese chip para seguir
utilizando la impresora y no tener que comprar otra?”, se pregunta Borja
Martín.
Reciclaje
La
correcta gestión de los residuos tiene también un peso específico determinante
en la lucha contra la obsolescencia programada. Para Borja Martín, ADICAE
aconseja que si desechamos un producto porque ya no funciona, debe entrar en
los circuitos legales de residuos para reciclar y poder de nuevo introducir en
las cadenas de producción los materiales que lo componen. “Es indispensable que
nos deshagamos correctamente, de forma selectiva, de nuestra basura. Cada cosa
debe ir a su sitio. No tiremos un secador a un contenedor gris porque ahí va la
basura orgánica. Si lo arrojamos ahí, irá a un vertedero convencional y cuando
sus componentes se deterioren, se filtrará a través de la tierra hasta los
acuíferos de agua. Un agua que al final acabará llegando al grifo de nuestras
casas.”
En
las citadas jornadas se ha tratado la obsolescencia programada en profundidad
desde distintas perspectivas y disciplinas como el origen histórico del
concepto; su impacto socioeconómico; el marco legal (o alegal) sobre el bascula
el modelo y su impacto en los mercados; cómo afecta desde un punto de vista
socioeconómico; la gestión y eficiencia energética; los residuos, su gestión y
destino; o las alternativas al modelo de consumo actual.
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