lunes, 21 de noviembre de 2016

Reducir, reutilizar, reparar y reciclar, claves de ADICAE para combatir la obsolescencia programada

JORNADA EN CÓRDOBA

Es un “fraude” para el consumidor que cualquier artículo o producto tenga una vida útil planificada por el fabricante

El consumo responsable y la correcta gestión de los residuos son las claves para combatir la obsolescencia programada. Es lo que se ha puesto de manifiesto esta mañana en la Jornada con el mismo nombre organizada por ADICAE en Córdoba. A la compra de productos o artículos respetuosos con el medio ambiente y bajo necesidad del consumidor debe sumarse el regreso de sus componentes reciclados a la cadena de producción. Es decir, reducir, reutilizar, reparar y reciclar.

La obsolescencia programada es la determinación del fin de la vida útil de un producto de forma deliberada y calculada para que, transcurrido un periodo de tiempo establecido, se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible.


El concepto tiene tres modalidades: la obsolescencia incorporada, psicológica y tecnológica. La primera va incorporada a los propios artículos; la segunda va ligada a la moda (como ha pasado de moda, me compro otro); y una tercera  que tiene que ver con las nuevas versiones de los productos y la innovación tecnológica.

En la Jornada Obsolescencia Programada, celebrada con la ayuda de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía y organizada por la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros de Andalucía (ADICAE), ha quedado de manifiesto que la obsolescencia programada es un “fraude”. Para Borja Martín, coordinador de esta institución en defensa de los consumidores, “es un abuso, un fraude, cuando se calcula deliberadamente los defectos de los productos para provocar el fin de su vida útil, que llegue al final de su vida después de un cierto número de utilizaciones. Sobre todo porque en ningún lugar se advierte de esta característica”.

Solución de las cuatro erres

Para combatir la obsolescencia programada, ADICAE propone la aplicación de la solución de las cuatro erres: reducir, reutilizar, reparar y reciclar. Reducir el consumo hasta hacerlo responsable. Comprar según necesidad real, priorizarla cuando los artículos sean respetuosos con el medio ambiente, fabricados sin obsolescencia. También aconseja utilizar el producto local para ahorrar costes energéticos y agresión al medio ambiente evitando el transporte y la emisión de CO2 a la atmósfera; y acudir, en la medida de lo posible a los establecimientos con la etiqueta “comercio justo”.

La asociación de consumidores cree que la reutilización de los artículos y productos sin vida útil es “fundamental” a la hora de luchar contra la obsolescencia programada. También es “muy importante” la reparación. “En la sociedad de consumo en la que vivimos es vital que comencemos a reparar aquello que se averíe o se deteriore en parte porque no podemos estar tirando todo aquello que no funcione por norma. Los recursos naturales son finitos. Por un chip en la placa base de una impresora que cuenta las impresiones y que hechas una serie de copias, deje de funcionar, por eso no vamos a tirar la impresora ¿No es más fácil y razonable sustituir o resetear ese chip para seguir utilizando la impresora y no tener que comprar otra?”, se pregunta Borja Martín.

Reciclaje

La correcta gestión de los residuos tiene también un peso específico determinante en la lucha contra la obsolescencia programada. Para Borja Martín, ADICAE aconseja que si desechamos un producto porque ya no funciona, debe entrar en los circuitos legales de residuos para reciclar y poder de nuevo introducir en las cadenas de producción los materiales que lo componen. “Es indispensable que nos deshagamos correctamente, de forma selectiva, de nuestra basura. Cada cosa debe ir a su sitio. No tiremos un secador a un contenedor gris porque ahí va la basura orgánica. Si lo arrojamos ahí, irá a un vertedero convencional y cuando sus componentes se deterioren, se filtrará a través de la tierra hasta los acuíferos de agua. Un agua que al final acabará llegando al grifo de nuestras casas.”

En las citadas jornadas se ha tratado la obsolescencia programada en profundidad desde distintas perspectivas y disciplinas como el origen histórico del concepto; su impacto socioeconómico; el marco legal (o alegal) sobre el bascula el modelo y su impacto en los mercados; cómo afecta desde un punto de vista socioeconómico; la gestión y eficiencia energética; los residuos, su gestión y destino; o las alternativas al modelo de consumo actual. 

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