ADICAE ANDLAUCÍA,
junto a expertos en diferentes disciplinas, ha advertido que la
avería de un aparato o dispositivo eléctrico y/o electrónico de
forma deliberada en el proceso de su fabricación, lo que se conoce
como obsolescencia programada, es un “fraude” porque “nos
engañan”. “No está notificado, no sabes qué vida tiene ese
producto antes de comprarlo. Eso ya es un fraude, es un engaño. Y
luego además lo que falla es una pieza y tienes que tirar todo el
producto”, advierte Borja Martín, coordinador de ADICAE ANDALUCÍA.
La obsolescencia
programada es la determinación del fin de la vida útil de un
producto de forma deliberada y calculada para que, transcurrido un
periodo de tiempo establecido, se torne obsoleto, no funcional,
inútil o inservible.
Para Francisca de
Paula Nogales, experta en eficiencia energética y ambientóloga, “es
un concepto de los años 20. A partir de la crisis de los años 30
deciden hacer productos que duren menos para que el consumidor tenga
que comprar.
Cuatro erres
ADICAE ANDALUCÍA
estima que la lucha contra la obsolescencia pasa por priorizar la
compra de productos y la contratación de servicios respetuosos con
el medio ambiente; contribuir a la mejora energética; promover la
cultura del consumo social responsable; Rechazar la publicidad
engañosa y socialmente irresponsable y promover y difundir
compromisos que caminen hacia un modelo de gestión más sostenible y
responsable basado en las cuatro erres: reducir, reutilizar, reparar
y reciclar.
Etiquetado
Para que el sistema
no violara los derechos del consumidor, cada producto debería llevar
un etiqueta con el tiempo estimado de vida de cada uno de ellos. Los
fabricantes se amparan en la alegalidad, en la falta de regulación
para evitar hacer visible ese dato.
Sergio Alfaro,
abogado y miembro de la Plataforma Chemtrails de Córdoba, cree que
hay que “apoyar el etiquetado de durabilidad. Aunque no es la
clave, es un parche. A mi no me sirve de nada conocer que un producto
va a durar tanto si lo voy a tener que cambiar sabiendo que con la
tecnología actual se podría hace un producto más duradero”.
Cómo provocar la
avería de un ordenador
La rotura de uno de
los condensadores electrolíticos, que forman parte de una placa base
de un ordenador, logra acabar con su vida útil. Sólo los técnicos
expertos aciertan a reemplazarlo y alargar su uso. Algunos de ellos
fueron colocados aún sabiendo que los picos de tensión que iban a
soportar eran superiores a aquellos para los que fueron fabricados.
Extracción de
componentes para acortar la vida útil
Otra manera de
acabar de forma deliberada con el funcionamiento de un aparato es
extrayendo parte de sus componentes para hacer más corta su vida.
Por su alta tasa de contaminación, una reciente normativa española
prohibió sellar con plomo determinados componentes de un ordenador
como el chip de vídeo. Se pegó termosellándolo. Ahora, por razones
que aún se desconocen, se despegan. Cuando esto ocurre, es
prácticamente imposible reparar el aparato, concluyen los técnicos.
El coordinador de
ADICAE ANDALUCÍA apostilla que “en el caso del chip de la
impresora, nos engañan diciendo que no pueden cambiarlo. ES un
engaño. Y luego las piezas. Los fabricantes no hacen piezas para
sustituirlas en los aparatos en muchos casos”.
Tres tipos de
obsolescencia
Todos los expertos
coinciden en señalar que existen tres tipos de obsolescencia
programada: la incorporada, cuyos productos llevan en su fabricación
un componente para que de forma premeditada se averíen en un
determinado espacio de tiempo; La obsolescencia psicólogica, que
sobreviene cuando el consumidor desecha un producto tras considerarlo
viejo, anticuado o pasado de moda; o la obsolescencia tecnológica.
Esta última tiene que ver con las versiones de los productos. Aunque
no aporten novedades funcionales significativas, compramos un nuevo
artículo con la versión más avanzada.
A propósito de la
obsolescencia tecnológica, Juan Carandell, miembro del grupo de
investigación EtnoCórdoba Estudios Socioculturales, explica que “En
el mercado de la video consola queda clarísimo. Si quieres seguir
disfrutando de las nuevas novedades de una play station, tienes que
comprarte la última versión. Con la moda pasa lo mismo. Si quieres
ir a la moda, tienes que comprarte ropa diferente, aunque la que
tengas sea igual de cómoda y elegante. Te incitan a comprar para
satisfacer tu ego.
Las materias primas
y los residuos
La obsolescencia
programada está presente en las entrañas de millones de productos
en una sociedad de consumo instalada en la mayor parte de los países.
Sus voraces consecuencias desatan dos dilemas: el primero es que las
materias primas del Planeta Tierra son finitas, luego este ritmo de
crecimiento y de consumo es insostenible a medio y largo plazo; de la
segunda disyuntiva eclosiona una pregunta: ¿Qué hacemos con los
residuos eléctricos y electrónicos que generamos?
Para Francisca de
Paula Nogales “generamos muchísimos residuos que no podemos
gestionar y los estamos derivando a países del sur como Ghana y
Nigeria”.
Amalia Guerrero,
licenciada en Ciencias Amientales explica que “nos venden un
aparato nuevo que hace lo mismo que el anterior. Por el consumismo lo
cambiamos y el otro lo dejamos en casa. Si es verdad que hay muchos
aparatos que están en las casas sin usar.”
Por su parte, Eva
Puche, psicóloga socioambiental, apela a la responsabilidad del
consumidor. “A la hora de comprar hay que saber comprar. No solo
investigar el precio sino también saber qué hacen con el residuo.
El verdadero problema de la obsolescencia es el residuo. Parece que
está todo hilado, pero luego vemos que acaban en países
subdesarrollados nuestras lavadores y frigoríficos”
La opción de compra
es importante
En la compra de
artículos intervienen muchos factores, entre ellos estereotipos,
falsas identificaciones o presiones sociales. Algo que quedó de
manifiesto en la Jornada sobre Obsolescencia Programada, celebrada en
Córdoba con la ayuda de la Consejería de Salud de la Junta de
Andalucía y organizada por la Asociación de Usuarios de Bancos,
Cajas y Seguros de Andalucía (ADICAE ANDALUCÍA).
“Compramos de
forma edonista”
Sara Ortiz, master
en información y comunicación científica, estima que “compramos
simplemente de una forma edonista, por placer, sea lo que sea, desde
la ropa que llevas, el movil que usas, los muebles de tu casa o
cualquier artículo”.
Oscar Martín,
miembro de Ingeniería Sin Fronteras y de la Asociación Tianguis,
sostiene que “si vamos más abajo y colocamos a las personas en el
centro en vez de los mercados y comenzamos a construir modelos muchos
más sostenibles que incluya la cooperación, probablemente tendremos
productos mucho más adaptados a nuestras necesidades, más
respetuosos con las personas y con el medio ambiente y preparados
para reciclar, reducir y reutilizar.”
Eva Puche concluye
que “no es que nosotros no queramos seguir con una economía del
crecimiento. Es que no hay. Por mucho que queramos no hay recursos
necesarios. Tenemos demasiada experiencia en la tecnología. Nos
decimos: algo inventarán.”
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