martes, 20 de diciembre de 2016

ADICAE ANDALUCÍA advierte que la obsolescencia programada es un “fraude” porque “nos engañan”

ADICAE ANDLAUCÍA, junto a expertos en diferentes disciplinas, ha advertido que la avería de un aparato o dispositivo eléctrico y/o electrónico de forma deliberada en el proceso de su fabricación, lo que se conoce como obsolescencia programada, es un “fraude” porque “nos engañan”. “No está notificado, no sabes qué vida tiene ese producto antes de comprarlo. Eso ya es un fraude, es un engaño. Y luego además lo que falla es una pieza y tienes que tirar todo el producto”, advierte Borja Martín, coordinador de ADICAE ANDALUCÍA.

 


La obsolescencia programada es la determinación del fin de la vida útil de un producto de forma deliberada y calculada para que, transcurrido un periodo de tiempo establecido, se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible.

Para Francisca de Paula Nogales, experta en eficiencia energética y ambientóloga, “es un concepto de los años 20. A partir de la crisis de los años 30 deciden hacer productos que duren menos para que el consumidor tenga que comprar.

Cuatro erres
ADICAE ANDALUCÍA estima que la lucha contra la obsolescencia pasa por priorizar la compra de productos y la contratación de servicios respetuosos con el medio ambiente; contribuir a la mejora energética; promover la cultura del consumo social responsable; Rechazar la publicidad engañosa y socialmente irresponsable y promover y difundir compromisos que caminen hacia un modelo de gestión más sostenible y responsable basado en las cuatro erres: reducir, reutilizar, reparar y reciclar.

Etiquetado
Para que el sistema no violara los derechos del consumidor, cada producto debería llevar un etiqueta con el tiempo estimado de vida de cada uno de ellos. Los fabricantes se amparan en la alegalidad, en la falta de regulación para evitar hacer visible ese dato.

Sergio Alfaro, abogado y miembro de la Plataforma Chemtrails de Córdoba, cree que hay que “apoyar el etiquetado de durabilidad. Aunque no es la clave, es un parche. A mi no me sirve de nada conocer que un producto va a durar tanto si lo voy a tener que cambiar sabiendo que con la tecnología actual se podría hace un producto más duradero”.

Cómo provocar la avería de un ordenador
La rotura de uno de los condensadores electrolíticos, que forman parte de una placa base de un ordenador, logra acabar con su vida útil. Sólo los técnicos expertos aciertan a reemplazarlo y alargar su uso. Algunos de ellos fueron colocados aún sabiendo que los picos de tensión que iban a soportar eran superiores a aquellos para los que fueron fabricados.

Extracción de componentes para acortar la vida útil
Otra manera de acabar de forma deliberada con el funcionamiento de un aparato es extrayendo parte de sus componentes para hacer más corta su vida. Por su alta tasa de contaminación, una reciente normativa española prohibió sellar con plomo determinados componentes de un ordenador como el chip de vídeo. Se pegó termosellándolo. Ahora, por razones que aún se desconocen, se despegan. Cuando esto ocurre, es prácticamente imposible reparar el aparato, concluyen los técnicos.

El coordinador de ADICAE ANDALUCÍA apostilla que “en el caso del chip de la impresora, nos engañan diciendo que no pueden cambiarlo. ES un engaño. Y luego las piezas. Los fabricantes no hacen piezas para sustituirlas en los aparatos en muchos casos”.

Tres tipos de obsolescencia
Todos los expertos coinciden en señalar que existen tres tipos de obsolescencia programada: la incorporada, cuyos productos llevan en su fabricación un componente para que de forma premeditada se averíen en un determinado espacio de tiempo; La obsolescencia psicólogica, que sobreviene cuando el consumidor desecha un producto tras considerarlo viejo, anticuado o pasado de moda; o la obsolescencia tecnológica. Esta última tiene que ver con las versiones de los productos. Aunque no aporten novedades funcionales significativas, compramos un nuevo artículo con la versión más avanzada.

A propósito de la obsolescencia tecnológica, Juan Carandell, miembro del grupo de investigación EtnoCórdoba Estudios Socioculturales, explica que “En el mercado de la video consola queda clarísimo. Si quieres seguir disfrutando de las nuevas novedades de una play station, tienes que comprarte la última versión. Con la moda pasa lo mismo. Si quieres ir a la moda, tienes que comprarte ropa diferente, aunque la que tengas sea igual de cómoda y elegante. Te incitan a comprar para satisfacer tu ego.

Las materias primas y los residuos
La obsolescencia programada está presente en las entrañas de millones de productos en una sociedad de consumo instalada en la mayor parte de los países. Sus voraces consecuencias desatan dos dilemas: el primero es que las materias primas del Planeta Tierra son finitas, luego este ritmo de crecimiento y de consumo es insostenible a medio y largo plazo; de la segunda disyuntiva eclosiona una pregunta: ¿Qué hacemos con los residuos eléctricos y electrónicos que generamos?

Para Francisca de Paula Nogales “generamos muchísimos residuos que no podemos gestionar y los estamos derivando a países del sur como Ghana y Nigeria”.

Amalia Guerrero, licenciada en Ciencias Amientales explica que “nos venden un aparato nuevo que hace lo mismo que el anterior. Por el consumismo lo cambiamos y el otro lo dejamos en casa. Si es verdad que hay muchos aparatos que están en las casas sin usar.”

Por su parte, Eva Puche, psicóloga socioambiental, apela a la responsabilidad del consumidor. “A la hora de comprar hay que saber comprar. No solo investigar el precio sino también saber qué hacen con el residuo. El verdadero problema de la obsolescencia es el residuo. Parece que está todo hilado, pero luego vemos que acaban en países subdesarrollados nuestras lavadores y frigoríficos”

La opción de compra es importante
En la compra de artículos intervienen muchos factores, entre ellos estereotipos, falsas identificaciones o presiones sociales. Algo que quedó de manifiesto en la Jornada sobre Obsolescencia Programada, celebrada en Córdoba con la ayuda de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía y organizada por la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros de Andalucía (ADICAE ANDALUCÍA).

“Compramos de forma edonista”
Sara Ortiz, master en información y comunicación científica, estima que “compramos simplemente de una forma edonista, por placer, sea lo que sea, desde la ropa que llevas, el movil que usas, los muebles de tu casa o cualquier artículo”.

Oscar Martín, miembro de Ingeniería Sin Fronteras y de la Asociación Tianguis, sostiene que “si vamos más abajo y colocamos a las personas en el centro en vez de los mercados y comenzamos a construir modelos muchos más sostenibles que incluya la cooperación, probablemente tendremos productos mucho más adaptados a nuestras necesidades, más respetuosos con las personas y con el medio ambiente y preparados para reciclar, reducir y reutilizar.”


Eva Puche concluye que “no es que nosotros no queramos seguir con una economía del crecimiento. Es que no hay. Por mucho que queramos no hay recursos necesarios. Tenemos demasiada experiencia en la tecnología. Nos decimos: algo inventarán.”

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